Gonzalo Pflucker: “Me sumergí en la vida bohemia de Lima, con toda la fauna que incendiaba las noches” | Entrevista

por developer
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Gonzalo Pflücker, artista atípico peruano, tuvo un intenso activismo cultural en las décadas del 60, 70 y 80.

Gonzalo Pflücker (Lima, 1949) tiene una muestra de gran interés en el Centro Cultural de la Universidad Católica. Con Ana Osorio en la dirección de las Artes Visuales, la institución ha tenido algunas de las muestras de mayor interés del presente año.

Pflücker es un artista atípico dentro de nuestra historia plástica. Estudió letras y arte en la Universidad Católica, tuvo una activa participación dentro del movimiento cultural de los años 60, 70 y 80.

40 años atrás Gonzalo Pflücker me hizo una larga entrevista, hoy me toca a mí colocarlo en el sillón de los entrevistados. El propósito es conocer mejor a un hombre que vivió con intensidad su tiempo y, que como buena parte de su generación, experimentó prácticamente todo. Su regreso hace posible la reflexión en torno a lo que hemos vivido.

Centinela del mundo intermedio. 787×768

Has expuesto muy poco en el Perú. En 1999 hicimos una retrospectiva tuya en Miraflores y luego, en 2002, se expuso otra en el ICPNA. ¿Qué motiva ahora tu regreso luego de esa larga ausencia?

Luego de exponer contigo en la sala Miró Quesada y luego en el ICPNA, me ausenté de las galerías por la presión económica. Fue un largo periodo en que tuve esporádicas muestras porque no podía detenerme a guardar cuadros para una exposición y colocaba mi obra a coleccionistas. Otra faceta que he desarrollado ininterrumpidamente es el arte del retrato. Además, escribí un par de libros, uno de física cuántica que espero publicar pronto.

En 1975 inicias el corto de animación El perfil de lo invisible. Allí se encuentran absolutamente todos los orígenes de tu pintura posterior. Hoy, donde todo es digitalizado, ese corto resulta toda una proeza. En 1985 recibiría el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cine en cortometraje de dibujos animados.

El proceso de creación de la película fue como una revelación de los paradigmas de la existencia. Fue tomando forma el mito de la manifestación del ser en el mundo a través de la oposición dialéctica de la dualidad en movimiento, día noche, hombre mujer, arriba abajo, bueno malo, etc. El proceso de dibujar cuadro por cuadro, que adquiere su realidad virtual al verla en movimiento, me hizo tomar conciencia de la virtualidad de la misma existencia. En esa época a mi generación se le presentaron dos paradigmas: la revolución política para acceder a la sociedad sin clases y la vertiente espiritual de las tradiciones místicas del Oriente a través de la experimentación con la psicodelia y de los estados expandidos de la conciencia.

Vivimos la juventud en tiempos revolucionarios. Muchos queríamos entonces ser incendiarios, abolimos lo prohibido, incursionamos en todo y terminamos siendo bomberos.

 A mi regreso a Lima, después de una larga residencia en Nueva York, trabajé en la reforma educativa de Velasco y me involucré en los ideales de reforma política, en los debates incandescentes de la izquierda y en vivir a fondo la vida. Trabajé un par de años realizando carátulas del suplemento VSD de La República, me sumergí en la vida bohemia de Lima, con escritores, periodistas, poetas y toda la fauna que incendiaba las noches con apologías y debates delirantes.

Lucía que la pintura no era prioritaria entre tus múltiples intereses, sin embargo, en mi primer acercamiento a ella comprobé que era una obra formidable, fuera de todo encasillamiento. ¿Que motivó a mantener esa obra pictórica en un segundo plano de tus intereses?

La pintura sí era prioritaria. Conspiró en contra el hecho de que mi talento innato era en la pintura figurativa realista, y las corrientes en boga en esos años eran predominantemente abstractas, casi con exclusión de la pintura realista. Artistas como Szyszlo o Tamayo eran los referenciales en el mercado del arte. Luego va retornando el realismo con pintores como Lucian Freud. En los años recientes mis inquietudes me han llevado a seguir tres líneas divergentes: un estilo realista con expresión de contenidos del mundo contemporáneo, fusión de la figuración y la abstracción, y cuadros de pura abstracción.

La doble vertiente.110-x-90-cm. Oleo sobre lienzo.

Si bien es cierto que la tradición occidental del siglo XX está presente en tu pintura, siempre incorporas elementos iconográficos peruanos como ocurre con los notables “El centinela del mundo intermedio” o “La doble vertiente”.

Esa cosmovisión ha estado latente en mis cuadros como ocurre con la serie de felinos rituales inspirados en la simbolización del mundo intermedio de la cosmogonía precolombina. Estos cuadros buscan crear el efecto alucinatorio de la visión por los psicotrópicos para indagar en la experiencia mística. Yo percibo una clara dicotomía en mi proceso entre el camino de la contemplación y la psicodelia, y el proceso intelectual de esclarecimiento político tan vigente en mi época

–Es prácticamente imposible encasillar tu obra en un tiempo o en una tendencia definida. En ella hay de todo y de nadie a la vez. Es una pintura en la que alguien puede encontrar rastros de distintas tendencias (realismo, futurismo, cubismo, fauvismo, etc.) pero en realidad todo es ilusorio. La pintura es innegablemente Pflucker.

Es cierto que yo no sigo un camino exclusivo y excluyente y me bifurco en trayectorias divergentes, pero creo que hoy la sintaxis plástica ha sido recorrida en todo su abanico y se da la libertad para que los pintores puedan plasmar diversos estilos siempre que logren articularlos de manera orgánica y coherente.

El montaje es notable, particularmente el cuarto que ha hecho Ana Osorio para dedicarlo exclusivamente a tu película de animación. La curadoría de Silvio De Ferrari es acertada, a lo que se añade tu respetable experiencia curatorial. Hay un buen texto de él, que junto con el de Guillermo Niño de Guzmán, y el tuyo sobre El perfil de lo Invisible, deberían de formar parte de un libro indispensable.

En el montaje de la muestra partí de la necesidad de contextualizar estos estilos en los sucesivos espacios de la galería. Ana Osorio tuvo intervenciones muy acertadas, así como Silvio De Ferrari desde su enfoque y perspectiva, ambos con gran experiencia. Debo agradecer el brillante texto que Guillermo Niño de Guzmán aportó para la próxima publicación del catálogo de la muestra.

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