En esta ocasión el invitado de la FIL de Lima no es un país, sino uno de los universos creadores más geniales de la literatura del siglo XX a nivel universal: el de César Vallejo. Elección acertadísima, porque, de un lado, este año se conmemora el centenario de sus dos primeros libros narrativos, Escalas, (prosas breves y cuentos) y Fabla salvaje (novela corta), y el cincuentenario de la publicación póstuma (a cargo de su viuda Georgette) de los “libros de pensamientos” Contra el secreto profesional (una miscelánea narrativo-poético-ensayística de cuentos, poemas en prosa, microrrelatos, apuntes reflexivos y esbozos) y El arte y la revolución (ensayo).
Y porque, de otro lado, en el marco del Bicentenario de nuestra Independencia, resulta necesario rendir tributo a la fulgurante Generación del Centenario (la de Basadre, Porras Barrenechea, Mariátegui, Churata, L.E. Valcárcel, Haya de la Torre, A. Orrego, L.A. Sánchez, etc.) en la persona de su máximo creador literario, Vallejo, quien compuso Trilce (1922), la obra cenital del lapso conmemorativo de la Independencia, iniciado en Trujillo en 1920, y que tuvo como años centrales 1921-1927. Una generación ejemplar en todos los campos del conocimiento, la esfera política y la producción artística y cultural, a la cual no estamos emulando adecuadamente en el actual contexto calamitoso del Bicentenario.
Aunque no cabe duda que la genialidad de Vallejo alcanzó su realización más plena en su obra poética, ampliamente consagrada internacionalmente; ya es hora de reconocer definitivamente que fue un prosista con un registro completo digno de admiración: con dotes sobresalientes para ese híbrido textual que es el poema en prosa (monarca de esa modalidad en español: Trilce LXXV, una sección de Poemas humanos, la primera parte de Escalas y, por cierto, varias páginas de Contra el secreto profesional), el microrrelato, el cuento, la novela, el ensayo, el periodismo y las piezas teatrales.
Precisamente la FIL, junto con la esperable presentación de varias ediciones y estudios sobre la poesía de Vallejo, le da realce al Vallejo prosista con actividades tan relevantes como un Congreso Internacional sobre el Centenario de Escalas y Fabla salvaje, organizado por la Universidad Ricardo Palma; el lanzamiento de Centenario de Escalas y la prosa de Vallejo, que comprende una edición facsimilar de Escalas y un Libro de Homenaje (con aportes de diversos especialistas), una publicación de lujo plasmada por Sinco Editores; y una conferencia sobre el “Cincuentenario de Contra el secreto profesional, cumbre narrativa de César Vallejo”, programada por Petroperú.
Una autoridad como Ángel Rama hace medio siglo incluyó a Escalas entre las obras pioneras de la “nueva narrativa” hispanoamericana. Y el vallejista Francisco José López Alfonso elogió contundentemente, en 1995, a Contra el secreto profesional como uno de los textos admirables de este siglo [el XX]”, comparando la maestría de sus “parábolas” con las de Kafka; y su cultivo de la literatura fantástica con el que desplegará Borges.
En lo concerniente a la literatura fantástica, más que con Kafka o Borges, Vallejo congenia con Cortázar, unidos por el legado vanguardista y un marxismo antidogmático, así es el que propugna Vallejo en El arte y la revolución, criticando a los “doctores del marxismo”, a los “marxistas al pie de la letra”, encadenados a una estética realista y al racionalismo del materialismo dialéctico. El designio de Cortázar era revolucionar el lenguaje y la imaginación (ser el “Che Guevara de la literatura”); y eso hace Vallejo arremetiendo contra los muros que encarcelan la literatura, el pensamiento y la libertad de acción (Escalas) y el alienante “secreto profesional” de los puristas que no encarnan la sensibilidad de una época embarcada en cambiar el mundo (Marx) y la vida (Rimbaud).
(Ricardo González Vigil).